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Xavier Cugat, un catalán en Cuba y los Estados Unidos

 

Notas al margen  -  Alberto Sala Mestres
15 de octubre de 2024

Xavier Cugat nació en Gerona en 1900 y emigró a Cuba junto a sus padres cuando tenía seis años. Su niñez y juventud transcurrieron en La Habana, donde estudió violín. Fue en su época el violinista más joven que llegó a formar parte de una orquesta de música clásica y durante varios años ocupó el puesto de primer violín en la Orquesta Sinfónica de La Habana. 

La proximidad del domicilio familiar en la capital cubana con El Floridita, fundado por mi padre, Narciso Sala Parera (1879-1953), en 1918 facilitó que los padres de Cugat, acompañados de su hijo, visitaran con cierta frecuencia el local y se estableciera una relación de amistad entre ellos, compartiendo ambas familias sus orígenes gerundenses.  En las décadas posteriores, cuando ya adulto vivía en los Estados Unidos, aquel niño no dejó de acudir a El Floridita en sus viajes a Cuba.

El joven Xavier Cugat conoció en La Habana a Rita Montaner (1900-1958), que había sido durante una época compañera de mi madre en los estudios de piano y solfeo en el Conservatorio Carlos Alfredo Peyrellade.  Cugat y Montaner se casaron cuando ambos tenían dieciocho años de edad, divorciándose dos años después. Cugat se casó y divorció cuatro veces más: con Carmen Castillo, durante el período 1929-1940; Lorraine Allen, de 1947 a 1952;  Abbe Lane, de 1952 a 1964 y Charo Baeza, su última esposa, de 1966 a 1978. 

En 1919 Cugat se trasladó a Nueva York, donde coincidió con un compatriota suyo: el pianista de 24 años, Agustí Borgunyó (1894-1967), formando ambos un juvenil dúo de piano y violín que actuaba en diferentes locales nocturnos de la ciudad. Los datos biográficos de Cugat difieren según las fuentes que se consultan y varían especialmente en la primera etapa de su vida en los Estados Unidos. Según él mismo relataba en varias entrevistas, en 1920 se trasladó a California donde destacó como caricaturista en las portadas semanales de Los Angeles Times, y fue Rodolfo Valentino (1895-1926), quien le facilitó su llegada a Hollywood al solicitarle la música para un tango que debía bailar en la película muda Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1921), melodía que los espectadores nunca pudieron escuchar porque no tenía sonido. Xavier Cugat tiene cuatro estrellas en el Hollywood Walk of Fame como reconocimiento al éxito de sus bandas sonoras en decenas de comedias musicales. 

Al frente de su orquesta, a la que dirigía en ocasiones de una forma peculiar mientras tocaba el violín, casi siempre acompañado de su inseparable chihuahua, actuó durante décadas en los diferentes casinos de Las Vegas con rotundo éxito. Ante la dificultad que para muchos norteamericanos les suponía pronunciar correctamente el apellido Cugat se popularizó llamarle Cugi, apelativo con el que era conocido familiarmente.

En los inicios de la década de 1930, Xavier Cugat sugiere a Charles Chaplin (1889-1977), la melodía La Violetera como tema principal de la película Luces de la Ciudad (1931), atribuyéndose Chaplin en los créditos que figuraban al final de la película la autoría de la partitura en detrimento del autor real, el compositor español José Padilla (1889-1960), que denunció el plagio y obtuvo una sentencia favorable por el Tribunal de París en 1933.  Entre otras anécdotas de esa época una muy curiosa es la del compositor norteamericano Cole Porter (1891-1964), que se dirigió en 1935 a Cugat solicitándole ayuda para concluir una instrumentación con sones latinos de la canción que más tarde fue conocida como Begin the Beguine.

Tras una exitosa carrera de seis décadas en los Estados Unidos, Xavier Cugat ya octogenario, regresó a España alojándose en el Hotel Ritz de Barcelona, donde transcurrió la última etapa de su vida gracias a la generosidad de su director, que no le cobraba o bien le pasaba una factura reducida, siendo también probable que algún mecenas cubriera parte de sus gastos.  Su Rolls Royce dorado, con matrícula norteamericana del Estado de Nevada y el apellido Cugat escrito en mayúsculas, siempre estuvo aparcado en la entrada del hotel, quizás como garantía de pago.

Vivió con dignidad esos últimos años aunque su posición económica no era la misma que en tiempos pasados y mientras pudo hacerlo, realizaba caricaturas a los turistas que se albergaban en su hotel cobrándolas a un precio acorde con la fama del dibujante. Había ganado millones de dólares y solía decir que las mujeres de su vida le habían esquilmado. Sabido es que los divorcios en los Estados Unidos suelen ser muy costosos, sobre todo para los maridos adinerados, que ven mermar considerablemente su fortuna.

Xavier Cugat falleció en Barcelona el 27 de octubre de 1990 y está enterrado en el Cementerio de Girona, su ciudad natal.   Por expreso deseo suyo en la lápida que cubre su tumba se lee la inscripción: "Xavier Cugat i Mingall - Català universal - Cugat que vivió”.

Frente a la casa donde nació, ubicada en el número 5 del Carrer del Sac, dentro del casco antiguo de Girona, figura en el suelo una estrella de cinco puntas con la inscripción “Xavier Cugat” y la imagen de una cámara de cine, estrella de diseño similar al de las otras cuatro suyas que se encuentran en el Hollywood Walk of Fame.




Comentarios

  1. Hola, soy Teresa. Vays 4vida entretenida que tuvo el muchacho. Tu artículo está genial. Abrazo chillao.

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  2. Qué barbaridad!!! qué culturon y siempre con anécdotas de primera mano.

    Muy interesante. Muchas gracias.
    María Jesús

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  3. Buenas tardes Alberto:
    Reluciente, entrañable y universal, como siempre ua delicia
    Un abrazo
    Alfonso Iñigo

    ResponderEliminar
  4. Amigo Alberto, guardas muy buenos recuerdos familiares y gozas de una excelente memoria, a la vez que una gran capacidad para expresarlos a través de estos simpáticos relatos breves con que nos obsequias. Te animo a que continúes impresionándonos.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Muy interesante el escrito, Alberto, recibe un fuerte abrazo
      Ernesto

      Eliminar
  5. Juan Antonio París.15 de octubre de 2024, 21:36

    Alberto siempre estás acertadísimo en tus excelentes comentarios.👍

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  6. Gracias por recordar y hablar de un hombre que influenció a Hollywood en su época dorada. Cugat dijo: Lo que es el destino, todavía me alegro... de que el hombre que vivía enfrente de mi casa fuera un fabricante de violines. Piénsa: ¿y si ese hombre de al otro lado de la calle hubiera sido un fabricante de zapatos?

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