Es un hecho cierto que la filosofía pensada y escrita en español nunca alcanzó cotas tan elevadas de lucidez y claridad como con José Ortega y Gasset (1883-1955) y María Zambrano (1904-1991). Ambos analizaron los problemas filosóficos más rotundos, como el del ser y el sentido de la existencia, compartiendo ambos la preocupación por el destino de España. Zambrano fue una decidida partidaria de la República y partió al exilio en 1939 durante la fase final de la Guerra Civil.
Permaneció lejos de España cuarenta y cinco años. Residió en Paris, Ciudad de México, Morelia, La Habana y Río Piedras (Puerto Rico), para instalarse a partir de 1953 en Roma.
En esa etapa de Zambrano en Roma una curiosa circunstancia personal marca la trayectoria de la filósofa. Es conocida la afición de María y su hermana Araceli (1911-1972) por disfrutar de la compañía de los gatos, y en agosto de 1964 tienen que abandonar Roma como consecuencia de una denuncia de la comunidad de vecinos del último inmueble donde vivían en la Via della Mercedes, que argumentaron ante las autoridades municipales el inusual número de gatos que albergaban en su piso. Ante esta circunstancia inesperada, con la eficaz ayuda de su primo Rafael Tomero Alarcón (1), funcionario de las Naciones Unidas que residía en Ginebra, se trasladan entonces a la localidad francesa de La Pièce Crozet muy cerca de la ciudad suiza.
Mi amistad con Rafael, junto a la de Orlando Blanco con el que compartía actividades culturales en el Palais des Nations, me permitió conocer a María Zambrano en un ambiente más cercano. En una inesperada iniciativa suya, María participa en abril de 1979 por primera vez en un acto público, pronunciando una emotiva alocución en el homenaje a José Herrera Petera (1909-1977), escritor español de la generación del 36, organizado por el Club del Libro en Español de las Naciones Unidas. Herrera Petere había sido, desde 1947 hasta su jubilación, funcionario de la Organización Internacional del Trabajo con sede en Ginebra.
Las dos décadas que María Zambrano reside en las cercanías del Lago Lemán son especialmente creadoras, y es en Ginebra donde tienen lugar una serie de contactos que harán posible su regreso a España. Se planteaban varias dudas: ¿es pronto... más adelante... dónde viviría... podría resistir su frágil salud el impacto emocional de un retorno...?
A mediados de 1983 la decisión parecía ya tomada, e incluso existía un piso ubicado en Madrid en la calle Antonio Maura que un mecenas ofreció generosamente para albergarla, pero una recaída en su estado de salud aplazó una vez más el regreso. El camino del retorno a España se vislumbraba, pero era una decisión personal que María Zambrano posponía. Las visitas a su piso de Ginebra en la Avenue de Sécheron, cercano al de Rafael Tomero Alarcón, se multiplicaban y todo apuntaba a que cuando su estado de salud fuera estable llegaría el momento del esperado viaje.
Previendo su próximo traslado, el Club del Libro en Español de las Naciones Unidas le ofreció, en septiembre de 1983, un homenaje en el Palais des Nations en el transcurso de una exposición de obra gráfica realizada por diversos autores vinculados a Editart. Durante su exilio, María Zambrano siempre fue renuente a que le hicieran fotografías y no son muchas las que se conservan de esas cuatro décadas. Orlando Blanco me encargó que hiciera algunas fotos del citado encuentro, y cuando le pregunté a María si podía fotografiarla ella dudó unos instantes, y aceptó con la condición de que le entregara el carrete con los negativos a su primo Rafael. La imagen supra corresponde a esa fecha.
Pasaron los meses y, en el otoño de 1984, era evidente que la noticia se iba a producir pero subsistían titubeos e incógnitas. María no deseaba una acogida "oficial"; su forma de ser y actuar estaban muy alejadas del interés mediático que podía suscitar su regreso. Se ultimaron todos los detalles que le garantizaban una llegada discreta, y se apalabró el uso del Pabellón de Autoridades del Aeropuerto de Barajas para poder asegurar con eficacia el alejamiento de los medios de comunicación.
El 20 de noviembre de 1984 María Zambrano pisa nuevamente suelo español tras cuarenta y cinco años de exilio, y es recibida "a título personal" por el hijo de su amigo Pedro Salinas, Jaime, quien en esa época era el Director General del Libro en el Ministerio de Cultura.
La luz "implacablemente azul" de Madrid se encuentra en todas las menciones que hace María Zambrano a la ciudad en Delirio y Destino, escrito en La Habana en 1952 y publicado posteriormente (Ed. Mondadori, Madrid, 1989). El día de su llegada, esa descripción coincidió con la realidad. La imagen de María, mirando a un cielo despejado y de un azul intenso desde lo alto de la escalerilla del avión, apareció en todos los periódicos y en las pantallas de las televisiones, y sin saberlo la protagonista, millones de españoles le dieron visualmente la bienvenida.
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(1) Los biógrafos de María Zambrano no suelen tener en cuenta la especial dedicación que tuvo Rafael Tomero Alarcón con su prima María Zambrano, en el transcurso de los veinte años en los que ambos vivieron muy próximos el uno del otro, así como su eficacia en las gestiones del regreso de María a Madrid. La importancia de este hecho queda reflejada en el texto del artículo.
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Muy interesante siempre saber más cosas sobre María Zambrano.
ResponderEliminarQué vida tan interesante Alberto! Imagino lo que significaría para ti tener la oportunidad de conocer a la Zambrano, tan lúcida y adelantada a su época. Y es cierto, a veces las personas que rodean, cuidan y acompañan a personalidades destacadas, quedan en el anonimato, aunque siempre hay quien como tú, pone el granito de arena para que ese silencio no sea absoluto. Bonito detalle y un homenaje a María Zambrano siempre necesario.
EliminarExcelente artículo, Alberto, escrito con gran afecto y admiración, en el que reflejas aspectos muy poco conocidos de la vida de María Zambrano.
ResponderEliminarBuenos dias:
ResponderEliminarComo siempre,preciso, concreto y encantador.Un texto delicioso.Desgracidamente , muchas veces no alcanzamos la vertiente humana de los personajes públicos, a la que gracias a tí en este caso podemos asomarnos.Agradecerte que compartas tus experiencias y vivencias , tan ricas.
Un fuerte abrazo
Alfonso I.
Me ha gustado mucho el artículo que has escrito sobre María Zambrano, me acuerdo mucho de esa época y sobre todo por Carlos Tomero (Lito) que era sobrino de Rafael y fue compañero nuestro en la ONU. Entonces María vivía en la calle Lausanne. ¡¡Qué de recuerdos!!
ResponderEliminarMaría Jesús de la Fuente
ResponderEliminar¡Qué suerte tener acceso a tu blog y conocer cosas tan interesantes! No sabía mucho de la vida de María Zambrano, y enterarme de un retazo de su vida a través de alguien que llegó a tratarla en vida, me parece un regalo. Había oído a los profesores hablar de ella, la consideraban una de las mejores filosofas, y en España no teníamos muchas...incluso compré un libro para leerla. De nuevo gracias Alberto por compartir tu experiencia y sabiduría. Un abrazo. María Jesús
Muy interesante y ameno, Alberto, sobre todo porque son datos de primera mano los que nos ofreces, algunos imposible de encontrarlos en ninguna otra publicación. A María Zambrano, por fin, se la hizo justicia y justo es que también se reconozca el mérito que para lograrlo supuso el apoyo y ayuda que siempre encontró la escritora en su primo, Rafael, tan ignorado en biografías y escritos sobre la brillante pensadora.
ResponderEliminarLa mitad de su vida errante por el mundo. De continente en continente, de país en país, de casa en casa y a veces con una docena de gatos a cuestas. Aún así escribía constantemente. Eso es vocación, vocación de escritora.
ResponderEliminarEs un auténtico placer leer tu rica prosa y descubrir personas e historias llenas de riqueza, de tu vida larga y bien aprovechada
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el artículo. He leído a María Zambrano un poco, pero debo leer más. Tengo entendido que cuando se llevó el Premio Principe de Asturias, los Reyes fueron a su casa en Madrid a entregárselo porque ella no salía casi. ¿Fue así? Si me decido a escribir algo sobre ella en un futuro, podría reproducir esta foto suya? Felicidades y muchas gracias por este homenaje tan sentido. Saludos desde Miami.
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