Notas al margen - Alberto Sala Mestres
15 de abril de 2022
En mi adolescencia tuve ocasión de ver en una sesión de Cineclub la película británica Las zapatillas rojas (Michael Powell / Emeric Pressburger, 1948), basada en un cuento de Hans Christian Andersen, que me introdujo en el mundo para mí entonces desconocido del ballet (1) clásico.
Me sorprendió entonces, y me sigue impresionando ahora, el control total y absoluto de los intérpretes en el escenario. Cada paso de ballet está codificado; participa todo el cuerpo con una dinámica muscular y mental que se expresa en la armonía de movimientos. En aquellos años, mi sobrina comenzó a asistir a una academia de ballet, y el tema pasó a formar parte de las conversaciones familiares, con la periódica asistencia a representaciones en los escenarios.
Décadas después, mi amistad con Ricardo Cué desde la época escolar, me permitió descubrir el mundo del ballet de otra forma. Ricardo fue durante años el representante de Maya Plisétskaya (1925-2015) en España y el asesor de Tamara Rojo en su carrera artística, tras ganar en 1994, con 20 años, el Grand Prix y la Medalla de Oro del VI Concurso Internacional de Danza de París en su vertiente de ballet clásico. En esa ocasión, Tamara interpretó las variaciones clásicas de El cisne negro y Giselle.
La bailarina española ha desarrollado su carrera artística durante veinticinco años en el Reino Unido. Durante los años 1977-2000 formó parte del English National Ballet, donde ascendió en poco tiempo a bailarina principal, trasladándose en el período 2000-2012 al Royal Ballet de Londres. En 2012 asumió la dirección del English National Ballet donde ha permanecido diez años, hasta su próximo traslado a los Estados Unidos como Directora del San Francisco Ballet en el transcurso de 2022; en los noventa años de existencia del citado Ballet nunca una mujer había asumido su dirección.
De la mano de Ricardo Cué, Tamara destacó en varias actuaciones en España, entre ellas una Gala en el Teatro Campoamor (Oviedo) en 2004, y su protagonismo en el ballet Blancanieves, estrenado en el Teatro Arriaga (Bilbao) en 2005, con partitura original de Emilio Aragón, y la coreografía, dirección escénica y libreto de Ricardo Cué, que reproduce fielmente el popular cuento de los hermanos Grimm.
En esos años pude conocer a Tamara Rojo en un ambiente distendido durante los ensayos y en encuentros informales. Destaca en ella una personalidad muy especial, en la que sobresale su tenacidad para lograr los objetivos que persigue. Así, sorprendió a muchos su decisión de realizar un Máster Universitario en Artes Escénicas en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid), donde en 2016 se le otorgó el doctorado cum laude en el Instituto Superior de Danza Alicia Alonso, con su tesis Perfil psicológico de un bailarín de alto nivel, publicada posteriormente (1).
Maya Plisétskaya y Tamara Rojo recibieron el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005 "por su excepcional trayectoria en el mundo de la danza, en el que son reconocidas como la más alta expresión de sus generaciones respectivas" (2).
En el citado cuento de Andersen se advierte que hay que tener "cuidado con las zapatillas rojas; una vez que te las pongas, no podrás dejar de bailar". Tamara Rojo ha vivido esa singular experiencia en el mundo del ballet, que continuará ahora en San Francisco.
El Jurado del Premio Príncipe de Asturias 2005 ya había vaticinado su fulgurante carrera artística al citar en acta que Tamara "... ofrece una combinación incomparable, a día de hoy, entre la mejor tradición clásica y la exigencia de superar nuevos retos, prueba de una madurez interpretativa que le otorga una posición de privilegio en los más relevantes escenarios internacionales" (3).
(1) Ballet es un término francés, incorporado a la lengua española, que significa "danza clásica" y "compañía que interpreta este tipo danza". Proviene del italiano ballet, diminutivo de ballo en latín, que significa baile.
(2) Tamara Rojo, Perfil psicológico de un bailarín de alto nivel. Rasgos vocacionales del bailarín profesional. Ed. Caligrama, Madrid, 2020, 380 págs.
3) Véase www.fpa.es - Premios Príncipe de Asturias 2005.
Muy interesante, un placer leer tu blog.
ResponderEliminarMe gusto ,la historia de Tamara Rojo.
ResponderEliminarInteresante, un placer leerte
ResponderEliminarEnhorabuena Alberto, una narrativa excelente enlazando un cuento con la historia de la bailarina. Pablo Melgarejo
ResponderEliminarLo encontre muy interesante, especialmente porque estudie ballet cuando era muy joven, y siempre disfruto cualquier referencia a ese que tan bien coordina la musica y la danza.
ResponderEliminarMuy interesante, es un autentico placer esta breve narración
ResponderEliminarQué sorpresa tu contacto con el ballet y con Tamara Rojo. Además de por su tenacidad, cabe destacar la versatilidad de aunar zapatillas y psicología. Esa tesis tiene un punto de partida interesantísimo.
ResponderEliminarBuenos dias:
ResponderEliminarCulto, critalino y como siempreencantador.
Un fuerte abrazo
Me ha gustado mucho, yo también recuerdo tus comentarios sobre Tamara y Ricardo, siempre cariñosos y con buenos recuerdos.
ResponderEliminarQue vida tan interesante has llevado Alberto, yo con el ballet no he tenido ninguna relación mas allá de llevar, como muchos padres gilipollas, a mi hija a practicarlo, para que con el tiempo terminen por odiarlo... miento, ahora que recuerdo , tuve una novieta que tenia la manía de ponerse de puntillas para parecer mas alta.
ResponderEliminarVolviendo a Tamara, sin duda se tiene que ser de una pasta especial para dominar este arte, que tiene mucho de deporte y de gran poder de concentración.
Que suerte que la hayas conocido en un ambiente distendido, porque es atractiva, aunque no tendríamos ninguna oportunidad de filtrear ya que sus gustos, para este otro arte, se inclinan para los mucho mas jóvenes que ella.
Un abrazo Alberto y sigue animandonos la vida con tus relatos marginianos
Muy interesante la vida y logros de Tamara Rojo. Su impresionante trayectoria a tan alto nivel. Me agrada mucho el ballet, aunque no lo he practicado. Gracias por contar su historia y así poder conocerla un poco mejor. Un abrazo.
ResponderEliminarOtra sorpresa de tu biografía Alberto, has tenido la ocasión de conocer a una excepcional bailarina de ballet, Támara. Desconocía su perfil de doctorando, debe ser interesante leerlo. Aprendimos algo en clase del origen del ballet y su evolución, desde entonces lo disfruto mucho más. Gracias Alberto, siempre sorprendente.
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