Notas al margen - Alberto Sala Mestres
Me contaba Bernal que el desorden tiene una fórmula hallada por Ludwing Boltzmann (1844-1906), físico austriaco pionero de la mecánica estadística, a quien debe su nombre la denominada “constante de Boltzmann”, concepto fundamental de la termodinámica. Entre sus logros, descubrió también la expresión matemática de la entropía desde el punto de vista de la probabilidad.
Se puede resumir la entropía en física, según mi amigo Bernal, como la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden molecular de un sistema, y en informática como la medida de la incertidumbre existente ante un conjunto de mensajes, de cual va a recibirse uno solo.
Otro austriaco, Signum Freud (1856-1939) había utilizado el término entropía psicológica para definir la desorganización que puede existir en nuestra psique, descartando la idea de que nuestra estructura mental es siempre ordenada y previsible. Los miedos, la ansiedad, las obsesiones o las fobias son un claro ejemplo de ese caos que no siempre podemos controlar.
Noviembre suele ser el mes en el que acostumbramos a recordar a los difuntos, y en esta ocasión me viene a la mente la anécdota que sitúa en el Cementerio Central de Viena (Zentralfriedhof), el curioso mausoleo del citado Ludwing Boltzmann (ver imagen supra) que tiene cincelada en la pieza de mármol que sostiene el busto la ecuación S = k. log W que define su fórmula de la entropía. Las cenizas de otro físico, Stephen Hawking (1942-2018), reposan en la Abadía de Westminster (Londres) junto a las del matemático Isaac Newton y el naturalista Charles Darwin. Por expreso deseo de Hawking, su lápida tiene también como epitafio una ecuación propia, la que describe un agujero negro en el espacio.
En la citada necrópolis de Viena, la mayor de Austria y una de las mas grandes de Europa, están enterrados personajes ilustres como Ludwing van Beethoven, Johannes Brahms, la familia Strauss, Sigmund Freud y Richard Wagner entre otros. La tumba de Wolfgang Amadeus Mozart no se encuentra allí, aunque existe un monumento dedicado a su memoria, ya que fue enterrado en 1791 en una tumba que estaría ubicada en el Cementerio St. Marx de Viena (1), y que no se pudo llegar a identificar en la exhaustivas búsquedas realizadas por las autoridades austriacas en 1856 y 1891.
Descansen todos en paz.
(1) Véase G.N. Nissen, Biographie W. A. Mozart's, Leipzig, Breitkopf & Härtel, 1828, pág. 576.
Imagen @vienna-university-archives
Qué tema tan interesante has desempolvado hoy Alberto. La entropia, el orden del desorden. Madre mía! Nos dejas, sin querer o quizás queriendo, deberes intelectuales. Muchas gracias Alberto, siempre un placer leerte.
ResponderEliminarUn tema interesantisimo, para pensar!!!😘
ResponderEliminarMuchas gracias Alberto. Como siempre muy interesante tu artículo. Y de que la entropía existe, no hay duda, basta descubrirla en uno mismo.
ResponderEliminarAmeno, delicioso culto y encantador un fuerte abrazo
ResponderEliminarAlfonso iñigo
Como siempre nos sorprendes con historias interesantisimas, que amplían nuestra cultura y conocimiento. Gracias Alberto. Un abrazo, María Jesús
ResponderEliminarNo conocía al ilustre vienés Boltzmann, me imagino que el calvinismo también ha tenido que ver en esa inclinación tan propia a sistematizar algo comúnmente tan poco sistemático como es el desorden.
ResponderEliminarDespués de leer tu artículo he experimentado la entropía en mi propia persona, amigo Alberto. Mis respetos a tanto difunto ilustre.
ResponderEliminarMe ha encantado el artículo. Muy interesante. Estoy totalmente de acuerdo con Freud en que nuestra mente está descontrolada. Es así; necesitamos poder controlarla ya que de ahí viene el descontrol de nuestras vidas.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo.
Aunque tarde, gracias por tu interesante artículo, también a mi me ha hecho pensar .... por eso a veces hago cosas que me sorprenden y , curiosamente también a veces, me gusta
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