Este cuadro de Arcimboldo responde a un tipo de obras muy concretas: las teste composte o cabezas compuestas, en las que se trataba de utilizar distintos elementos de la naturaleza para crear una cabeza y la parte superior de un busto de manera original; para ello había que seguir una serie de normas y evitar así que los artistas emplearan esos elementos de cualquier manera.
Ante todo, esas cabezas debían ser temáticas y, por lo tanto, los elementos a incorporar estarían directamente relacionados con el tema. Uno de los más recurrentes eran las estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno) y los elementos de la naturaleza (tierra, agua, aire y fuego). En el caso de las estaciones se debían utilizar flores, plantas y frutos propios de cada período, y había que emplear aves para representar el aire o animales marinos en el caso del agua.
En aquella época las frutas, verduras, flores y animales que venían del Nuevo Mundo causaron un gran interés y en el caso de Arcimboldo le resultaban especialmente exóticos y los plasmaba en los retratos que hacía, representándolos de tal manera que todo el conjunto tenía una semejanza reconocible con el sujeto retratado.
El protagonista de La primavera (ver supra) es un joven y sonriente caballero. La cabeza se ha compuesto con rosas, peonias y pensamientos; el pomo de la espada es un iris y el traje cortesano está figurado con margaritas en la gola de encaje y hojas de col en la manga. El resultado es armonioso y permite que al contemplar esta obra de cerca podamos recrearnos en cada una de las flores, hojas o plantas pintadas con precisión, pero que al alejarnos del cuadro lo que vemos es solo la imagen de perfil de un joven alegre y rebosante de salud.
La obra pudo formar parte de las dos series de cuatro cuadros (primavera / verano / otoño / invierno que Rodolfo II (1552-1612), Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, envió a Felipe II (1527-1598) en la década de 1580 y que es el único ejemplar que se conserva en la actualidad de esas series.
Los surrealistas apreciaron una fascinante mezcla de sátira y alegoría en estas obras, y concedieron un gran valor al juego visual que proponen sus composiciones, incorporando la técnica a sus obras. Así, podemos ver en Visage paranoiaque (1935), de Salvador Dalí (1) (1904-1989), una muestra de esa tendencia donde un edificio parecido a una piedra se asemeja a la cabeza, los árboles se convierten en un cabello grueso y las personas sentadas conforman los ojos, nariz y boca.
Un placer leerte Alberto, en cada publicación te superas!
ResponderEliminarMe asombra tu capacidad de convertir un acontecimiento cotidiano de nuestra vida, visitar un museo, en un relato elevado a la categoría de reflexión y conocimiento. Un paseo a la vez por la historia y por el arte.Tu mirada es excepcional y con ella la nuestra. Gracias Alberto por poner letras a la belleza.
ResponderEliminarAlberto, muy buen artículo y excelente explicación. Un abrazo.
ResponderEliminarArcimboldo: un descubrimiento para mí. Desconocía a este autor y su original obra, que me propongo conocer. Gracias por contribuir a ampliar mis conocimientos
ResponderEliminarQue maravilla, como se puede tener tanta imaguinación. El surealismo es asi, no pense que llevara varios siglos. Gràcias por la información. Cada vez aprendo mas.
ResponderEliminarQue maravilla, no sabía que el surrealismo tuviera sus raíces hace varios siglos. Contigo siempre aprendo algo nuevo. Muchas gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarEncontré el artículo interesantísimo, me gustó mucho. Contigo siempre se aprende algo nuevo.
ResponderEliminarMS
Buenas tardes Alberto :
EliminarIlustrado, nítido y preciso.
un fuerte abrazo
Alfonso Iñigo
Hola Alberto, he disfrutado muchísimo este artículo, pocos cuadros me gustan más que los de Arcimboldo. Muchas gracias
ResponderEliminar
ResponderEliminarConozco ese cuadro y, a pesar de que no me gusta especialmente, me sorprende que en esa época hubiera alguien que tuviera una iniciativa tan curiosa que, según escribes, imitó incluso Dalí muchos años después. Solamente una persona con apellido "Arcimboldo" seria capaz de hacer esto .... por cierto añado que seguro que era también un ecologista convencido. Un abrazo Alberto ( Y ya van muchos).
Como siempre tus textos nos enseñan a la vez que disfrutamos con ellos.
ResponderEliminarNo tenía ni idea de los requisitos que deberían tener estas "testas". Tengo curiosidad en volver a visitar este Museo y recrearme en contemplar esta obra.
Como siempre gracias, por mantenernos despiertos ante las cosas que nos rodean. María Jesús