Notas al margen - Alberto Sala Mestres
15 de julio de 2024
La
escritora Carmen Martín Gaite (1925-2000) vivió una temporada en
Nueva York, entre septiembre de 1980 y comienzos de 1981, y regresó a
Madrid “con la boina puesta”. Para combatir las bajas
temperaturas neoyorquinas en invierno durante esos meses Carmiña -como solían
llamarle familiarmente sus amigos- había decidido colocarse una
boina como abrigo que comenzó a formar parte de su atuendo
habitual.
La
boina se convirtió en una identificación visual propia y así, las veces
que coincidimos en el Palais des Nations la década de 1980, la localizaba
fácilmente en la distancia caminando por los pasillos al encuentro de su hermana Ana María, con la que
compartí hasta su fallecimiento en 2019 una gran amistad,
coincidiendo también con ella en diversos destinos durante los años en que formamos parte del personal de las Naciones Unidas en Ginebra.
A otro usuario habitual de la boina, Josep Pla (1897-1981), es difícil recordarlo sin boina; muchas
fotografías lo retratan luciéndola, sobre todo en su madurez. Algo parecido sucede en el caso de Pío Baroja (1872-1956), que ya la usaba en la época que regentaba, en compañía de su hermano Ricardo, la empresa familiar especializada en pastelería Viena Capellanes (1), a finales del siglo
XIX. También usaron boina en alguna etapa de sus vidas y a veces con
visera: Miguel de Unamuno (1864-1936), Pablo Picasso (1881-1973),
Ernest Hemingway (1899-1961), María Zambrano (1904-1991) y Paco
Rabal (1926-2001).
Según la definición de la RAE, la boina es una "gorra sin visera, redonda y chata, de lana y generalmente de una sola pieza", suele ser, además, flexible y sin bordes. La antigüedad del uso de la
boina en España queda demostrada en las miniaturas de hombres con
boina ilustrando las Cántigas de Alfonso X el Sabio (siglo XIII). En el siglo XIX se popularizó su uso sobre todo en Castilla, donde
era una prenda imprescindible para los campesinos.
En
las últimas décadas del XVIII, con el impulso de la
revolución industrial y la mecanización de los cultivos se
introdujeron las gorras visera con gran éxito, sobre todo entre los jóvenes
agricultores de España, en detrimento de la boina tradicional. Con el
paso de los años se ha ido imponiendo la gorra americana de béisbol con su típica
visera, usada en la actualidad indistintamente por hombres, mujeres y niños, con calidades,
inscripciones y logotipos diversos.
Existen
variantes de la boina tradicional como la txapela vasca y la
barretina catalana. Como anécdota, hay que añadir que el único
traje regional que incorpora la boina, en este caso con visera, es el
del chulapo madrileño.
En
España existe un monumento a la boina, inaugurado en 2018, ubicado en la plazuela de la pequeña localidad de
Valdegeña (Soria), obra del escultor Isidoro Sáenz. Realizada artesanalmente en hierro forjado, la escultura tiene 1,20 metros de
altura y representa a un abuelo en compañía de su nieto, ambos con
boina. También en la Plaza de Los Bandos de Salamanca existe una
estatua de la escritora Carmen Martín Gaite con su inseparable boina, realizada en
bronce y granito gris, que alcanza los 2,80 metros de altura, obra de
la escultora Narcisa Vicente Rodríguez e inaugurada en el año 2000.
Finalizando ya el último párrafo, me quito mi gorra y saludo agradecido a los lectores de este artículo del
blog.
(1) La primera barra de pan de Viena elaborada en Madrid se vendió en
1873 en la panadería Viena Capellanes, ubicada en la
calle Misericordia 2, esquina a la calle Capellanes (actualmente
calle del Maestro Victoria). El establecimiento recibió ese nombre
por las habitaciones que tenían en el mismo edificio los capellanes
del cercano Convento de las Descalzas Reales.
Buenas tardes:
ResponderEliminarFocto, exquisito y luminoso, como siempre encantador.
Un fuerte abrazo
Alfonso Iñigo
Pues yo me quito la gorra; digo, el sombrero, ante este artículo breve y sin embargo repleto de curiosidades
ResponderEliminarComo salmantino todos los varones adultos de mi familia han llevado siempre gorra, menos yo, aún estoy a tiempo... Aunque me parece agobiante para el verano , recuerdo la calva "albina " de alguno de los mozos de mi padre, porque jamás la había dado la luz del sol; también recuerdo que una broma era que algún amigo la cortara el rabillo o pirulo ( en vasco txertena).. y como se la sacudan dándola golpes contra la pierna, después de una dura labor segando o recogiendo mieses.
ResponderEliminarY para acabar...Alberto , si te compras una ,yo te acompañaré con otra y nos tomamos unos chatos
Muy interesante tu artículo y un estupendo trabajo de investigación, como siempre. Gracias. Abrazo chillao. Teresa Giménez
ResponderEliminarMuy interesante tu artículo, como siempre. Gracias por la información. Abrazo chillao. Teresa
ResponderEliminarComo siempre muy interesante artículo. Da la casualidad que ahora estoy leyendo un libro de Carmen Martín Gaite, "Nubosidad variable", por lo que recibo tu texto con mayor curiosidad. Gracias Alberto. María Jesús de la Fuente. Nota: recomiendo escuchar el Documento de RNE sobre ella..y también sobre Ferlosio, su marido.
ResponderEliminarMe quito la boina por éste artículo tan curioso y por tu esfuerzo de investigación. Siempre nos sorprendes con los temas que eliges, cualquier detalle se convierte en una apasionante lectura que con detalle nos desvelas siguiendo siempre tu instinto curioso.
ResponderEliminarHola Alberto: Como de costumbre muy interesante y siempre con deseos de recibir tus artículos. A mis estudiantes de Español les gustan mucho. Te digo que me preguntan si mi amigo de Madrid ha mandado algo.Abrazos Aurora
EliminarComo siempre espero tus artículos para discutirlos con mis alunmas de la clase de conversación en Español. Muy interesantes y ellas me preguntan si he recibido algo de mi amigo en Madrid.Gracias y abrazos Aurora
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