Notas al margen - Alberto Sala Me stres 15 de julio de 2025 En el siglo XVIII hay constancia de varios artífices de abanicos en Madrid, pero sobresale el francés Eugenio Prost , quien llegó a Madrid bajo la protección del Conde de Floridablanca para dedicarse a la fabricación de abanicos de lujo elaborados con tafetán, marfil, nácar, encaje, perlas y piedras preciosas. Una de sus principales clientas, Isabel de Farnesio, segunda mujer de Felipe V, llegó a reunir una gran colección de 1.636 abanicos de lujo, con los que decoró sus estancias en el Palacio de la Granja de San Ildefonso. A lo largo de ese siglo XVIII, el uso del abanico fue haciéndose cada vez más popular al abaratarse los costes de producción de los diferentes elementos que intervienen en su confección. El proceso de democratización y popularización en el uso de los abanicos no se completó hasta la llegada de la revolución industrial en el siglo XIX, cuando empezaría a ser habitual en...
ALBERTO SALA